27 julio 2018

EL VIOLINISTA DESAFINADO

EL VIOLINISTA DESAFINADO


Había una vez, en París, un violinista pobre y fracasado que tocaba su viejo violín en una acera de la ciudad. El desaliñado hombre colocaba su arrugada boina frente a él, en el suelo, con la esperanza de que los transeúntes se apiadarán de él y le dejaran caer algunas monedas en la maltrecha boina. 
El pobre violinista se esforzaba en vano por sacarle una melodía a su desafinado instrumento. En lugar de esto, solo conseguía producir una monótona serie de sonidos chirriantes que parecían salir de la alarma de un automóvil, no de las manos de un músico. 

Un día, un violinista talentoso y de renombre pasó junto a él acompañado por un grupo de amigos. Puso cara de espanto ante las sacrílegas notas que producía aquel hombrecillo patético. Echó una mirada a las pocas monedas que habían en la boina y pidió al hombre que le alcanzara el violín para afinárselo. Después de afinarlo, con bríos de verdadero maestro, transformó aquel triste artefacto en el mágico instrumento que siempre debió ser. Sus amigos rompieron en aplausos y enseguida un grupo de personas se les acercó para escuchar el inusitado concierto. 

Poco a poco, la boina se fue llenando no solo de monedas, sino de billetes de todas las denominaciones, mientras el maestro tocaba una melodía tras otra, cada una más hermosa que la anterior. 
¡Los ojos del pobre violinista resplandecían! No daba crédito a su suerte al ver cómo caía el dinero en su boina, saltaba de alegría y decía a la muchedumbre: "¡Ese violín es mío! ¡Está tocando mi violín!" Lo que desde luego era cierto. 


MORALEJA

Al igual que todos los seres humanos, has nacido con un violín que representa tu capacidad mental, tu actitud y tu personalidad. Las notas que producirá dependen de ti. Hay quienes optarán por no afinarlo. Tal vez no estés dispuesto a estudiar, aprender y perfeccionar tus habilidades para poder tocarlo como un maestro. Sin embargo, querrás que tu sombrero se llene de dinero aunque toques una melodía disonante. 


Tal vez eres de los que creen que el mundo debe darles de qué vivir y que las personas que alcanzan el éxito tienen simplemente buena suerte. Si piensas así, estás muy lejos de la realidad. Quizá creas que conoces bien tus derechos, pero no sientes que los mereces. 
Otros saben que hay que reconocer tarde o temprano que lo mejor le sucede a quienes, además de afinar su violín, van perfeccionando poco a poco su dominio de este instrumento.